Según data de Arellano (2017), el nuevo comprador online peruano tiene entre 25 y 34 años, es mayoritariamente del nivel socioeconómico B, cuenta con educación superior completa, posee una tarjeta de crédito, y es mujer.
Sin embargo, el fenómeno más destacable en el sector es la evolución de este comprador digital, con un perfil cada vez más homogéneo en conocimiento y comportamiento, con mayor confianza en las transacciones online, que compara más, opina más y, sobre todo, es mucho más exigente. Esto es positivo, porque hace que toda la industria peruana mejore.
A propósito de ello, la última campaña de Cyber Days 2017 nos dejó algunas lecciones sobre cómo constituir una oferta local más atractiva. Según la Cámara de Comercio de Lima (CCL), el 17,34% de las ventas online fueron en tecnología y electrónica, 14,68% en viajes, 10% en moda y 10% en hogar. Siguen en la lista salud y belleza con 9,02%, ocio y regalos con 8,90%, deportes con 8,02%, niños y bebes con 6,15%, y restaurantes con 5,42%. 
Asimismo, Mercado Pago estima que el 70% de los pagos realizados durante este evento fueron digitales, mientras que solo un 30% se habría hecho contraentrega o con ‘cash’ (físicamente) en las tiendas.
Al mismo tiempo, el e-commerce peruano crece cinco veces más en comparación al ‘retail’ tradicional, pero el mercado es aún pequeño en comparación al tamaño del país: solo 1,6 millones de peruanos –el 5% de la población– compra vía online.
Las barreras principales siguen siendo la baja bancarización, el temor al fraude y al incumplimiento de venta, y la preferencia de probar lo que se va a comprar. 
Por ello, la clave del crecimiento de la industria está en la construcción de una relación de confianza, seguridad y transparencia con el comprador, en lograr que esa primera compra online sea perfecta y luego el que se animó a probar una vez se convierta en un comprador habitual.
Para esto, todo el ecosistema –las empresas de e-commerce, de transporte, de pagos, e incluso la banca y el Gobierno– debemos seguir trabajando juntos para vencer estos obstáculos y llevar a la industria al siguiente nivel de madurez.
Fuente: El Comercio