Imaginen un sistema por el que gente que no se conoce hace intercambios en internet sin intermediarios y con la confianza de que las transacciones son seguras: la tecnología Blockchain no sólo nos adentra en el mundo del trueque digital sino que promete ser una potente arma contra el fraude.
Para vislumbrar ese mundo de posibilidades, hay que entender la tecnología de cadena de bloques, vinculada en su origen a los bitcoins, como una base de datos compartida entre muchas partes, donde cada transacción queda registrada y protegida, por lo que la información no puede borrarse y para actualizarla se requiere del consenso general.
«Es como si yo te paso un libro y todos nuestros amigos están ahí y verifican que yo te he pasado un libro. Se queda grabado en la memoria de todos», explica a Efe el director de Políticas Públicas e Internet, Chistoph Steck, que ha participado junto a otros expertos en el libro «Blockchain: la revolución industrial de internet».
«Si hay cualquier actividad fraudulenta, al final, de forma inmediata, se haría obvio para todas las partes que tienen permiso de acceder a esos datos, de forma que es prácticamente imposible que pueda existir ese fraude», apunta el director gerente de Accenture Digital, Rodrigo Álvarez.
Al permitir trazar el origen y el recorrido de cada transacción, Blockchain puede contribuir a evitar el fraude tanto en donaciones o ayudas a la cooperación, como en el mercado del arte -ayudando a detectar posibles falsificaciones-, en el de coches de segunda mano -para evitar las manipulaciones en los cuentakilómetros- o en el de piedras preciosas -contribuyendo a impedir que entren al mercado diamantes manchados de sangre.
«En países en vías de desarrollo donde los niveles de corrupción son altísimos están utilizando este tipo de soluciones para intentar suplantar el registro civil», destaca el director digital de la consultora everis, Roberto Fernández Hergueta.
Su aplicación también puede servir para garantizar la veracidad e inalterabilidad de unas cuentas públicas.
«Es la herramienta que permite confiar en la transparencia», resume Eusebio Felguera, gerente en el departamento de Políticas Públicas e Internet de Telefónica, cuya empresa, como otras grandes firmas, inversores y centros de investigación están impulsando proyectos en torno a esta tecnología, que abre las puertas a lo que se conoce como «el internet del valor».
«Permite que cualquier activo físico tenga una representación digital y nos lleva a un maravilloso mundo de trueque digital», explica el director digital de everis.
Y como el propio sistema ya garantiza la fiabilidad sin necesidad de intermediarios… ¿Significará Blockchain el fin para gigantes como Uber o Airbnb, con modelos de negocio basados en conectar a personas que ofrecen algo con quienes lo necesitan?
«No creo que desaparezcan, pero se tendrán que reinventar», opina Daniel Díez García, responsable de Blockchain en everis.
Para Steck, estas compañías «van a ver una reducción bastante grave en el futuro»: «¿Por qué la gente va a pagar un porcentaje a una plataforma centralizada si al final podrían hacerlo directamente entre personas y con confianza?», se pregunta.
En lo que sí coinciden los expertos es en que la regulación, sobre todo en lo referido a la privacidad, es uno de los frenos principales con los que se topa esta tecnología en su desarrollo.
Un ejemplo concreto es el derecho al olvido, recogido en el nuevo Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) de la Unión Europea (UE), que comenzará a aplicarse en mayo próximo y que garantiza que una persona puede pedir que se borren sus datos, aunque estos estén en una base de datos privada.
«Si todo está anónimo, no hay ningún problema; si son datos financieros de una empresa, no hay ningún problema; si son datos de personas, va a haber que poder borrarlos», apunta José Rodríguez, responsable de protección de datos en Cornerstone.
Advierte de que el derecho al olvido, como cualquier otro, no es un derecho absoluto, por lo que una persona tendrá derecho a que se borren sus datos «siempre y cuando no haya un interés mayor o una norma legal que justifique que esos datos se guarden».
Sobre cuándo Blockchain saldrá del laboratorio, Steck cree que ya a finales de 2017 habrá servicios basados en esta tecnología y que en 2018 surgirán «cosas más sólidas».
El experto de everis, sin embargo, opina que para que Blockchain «alcance su punto de madurez óptimo, hará falta esperar mínimo a 2020», año en el que, según la consultora IDC, el 20 % de las transacciones globales integrarán esta tecnología.
«Estamos en fase de experimentación y crear conocimiento en las firmas y luego se pasará a la fase de inversión», asegura.
Fuente: Emilia Pérez – Agencia EFE